Un dato: un espejo (o una superficie que refleje, de hecho, hay espejos que no son de vidrio) ubicado a la altura del niño o junto a la manta de movimiento hace que pueda observar su propio cuerpo y hará esfuerzos para alcanzar el reflejo. Es un estímulo motriz importante cuando son bebés.
No hace falta ser perfectos ante los ojos de los chicos. Aceptar las observaciones que nos hacen y tener la capacidad de reconocer nuestros errores y defectos es importante. Así aprenderán a ver sus propios errores como oportunidades de cambiar, y quizás nos podrán perdonar esa injusticia cometida delante de ellos.
Respetar todas las formas razonables de actividad del niño y tratar de entenderlas. Proteger su libertad es ayudarlo en los esfuerzos que hace para crecer. Cuidar lo que hacemos y decimos. Los niños aprenden imitando, especialmente en los primeros tres años, en los que la mente absorbente registra todo sin filtros cognitivos ni emocionales. Ser buenos modelos es cuidar la vida.
Cuando muestre interés por colaborar en las tareas del hogar, si hace falta, mostrale lentamente cómo hacerlas y luego dejá que lo haga por sí mismo aunque no lo haga a la perfección. Si la actividad se vuelve frustrante, tendrás que intervenir para mostrarle de nuevo el paso que le genera dificultad y que luego siga haciéndolo por sí mismo.
El adulto que hable un idioma distinto con frecuencia, tal vez un abuelo o pariente, únicamente deberá hablarle en esa lengua. Exponer a los niños a los distintos sonidos de otros idiomas ayuda a que desarrolle una sensibilidad mayor en el oído y ayuda a que más adelante los pueda reproducir.