Algunas claves para entender el efecto que tienen las pantallas en el desarrollo de la personalidad de tu hijo.
¿Cuándo puede empezar a ver tele? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué contenido le ofrezco? Cuándo y cuánta exposición pueden tener los chicos a las pantallas en general se volvió el tema en los últimos años, desde que irrumpieron los smartphones y las tablets en los hogares y hay una pantalla a disposición de cada miembro de la familia. Quienes llevan adelante la filosofía y el método de María Montessori recomiendan no exponer a los niños a estos dispositivos, especialmente hasta los 6 años. ¿Por qué? Porque no colaboran –más bien lo contrario– con el desarrollo natural de su personalidad ya que eso ocurre a través de una actividad que le brinde la posibilidad de integrar armónicamente todas sus habilidades: emocionales, cognitivas, físicas y sociales, a partir de su propia elección y a su propio tiempo. El niño aprende a ser persona entre personas y en interacción con el ambiente real a su alrededor, esto no sucede a través de una pantalla. Cuando un chico ve dibujitos o videos en la tablet, no hay interacción personal sino una situación de observación pasiva, en una realidad que no es propia y con personajes desconocidos con los que no puede interactuar. El sobreestímulo sensorial de la pantalla es irresistible para el niño de una manera avasalladora, pone sus habilidades en pausa y puede generarle ansiedad y angustia.
En esta etapa del crecimiento, los chicos necesitan estar activos, haciendo cosas, en interacción con su entorno real, en interacción cara a cara con su mamá, su papá, sus hermanos, abuelos. En especial nosotros, los adultos, somos su modelo. ¡Ellos aprenden a hablar por imitación! Por eso, es importante que estemos para escuchar, responder y mirarlos a los ojos. Y también que les hablemos claro, con entonación en la voz, que les contestemos con suavidad y pausadamente. Cuando se produce lo que María Montessori llamó la “explosión del lenguaje”, más que obturar el diálogo con un dispositivo, tenemos que mantenerlo activo sobre aquellas cosas y situaciones que sean parte de su entorno: ¡estamos ayudándolo a crear su mundo simbólico! Tiempo y atención es lo más valioso que le podemos ofrecer
Si mi hijo no está en contacto con la tecnología, ¿no va a quedar en desventaja respecto de sus compañeros? ¿La tecnología es hoy la misma que hace tres años? Seguramente tu respuesta sea no. La habilidad que un chico pueda adquirir hoy es probable que no tenga relevancia en su vida adulta. El objetivo como mamás y papás debería ser permitir a nuestros hijos que se desarrollen como aprendices, pensadores, exploradores y comunicadores. Mientras que la tecnología es fácil de aprender en solo unas horas, otros rasgos tardan años en forjarse.
¿Cómo hago para que no se aburra o impaciente en un viaje o una espera? Un buen ejercicio es pensar qué harían los padres de otros tiempos. Hacer el esfuerzo por generar actividades los ayuda a entretenerse solos y a calmar la ansiedad, habilidades mucho más relevantes para su desarrollo. Si, en cambio, llenamos los momentos aburridos e incómodos con un juguete digital, no desarrollarán estas capacidades. La tecnología cambia rápidamente, pero las necesidades humanas no. Vale la pena el esfuerzo: ¡a poner en funcionamiento nuestra creatividad! Pueden ser adivinanzas, rimas, veo veo, lectura, juegos con las manos, mirar por la ventana y charlar sobre lo que vemos pasar.
Cuando vamos a la casa de amigos o primos, ¿qué hago si no pueden quitar la vista de las pantallas? Una buena opción es que hables con los papás y hagan una prueba: ver qué hacen los chicos sin tecnología. Después de la protesta inicial y el aburrimiento..., la mayoría disfrutará de jugar creativamente usando su imaginación. ¡Es importante dar el primer paso!