La ingesta de alimentos sólidos marca un hito en la vida de tu hijo. Qué tener en cuenta en esta etapa.
Cuando un bebé mira con atención la comida o estira la mano para alcanzarla, ya empieza a tener dientes y puede sentarse solo, es señal de que llegó el momento. Empezar el camino de la alimentación por sí mismo es un proceso tanto biológico como emocional. Está bueno que hagamos que esos primeros bocados sean el principio de una nutrición holística, que tenga en cuenta los aspectos alimentarios, pero también el bienestar psicológico y emocional de nuestro hijo. ¿A qué cosas prestar atención en esta etapa?
Es importante que te tomes el tiempo necesario para que sea una experiencia agradable; y hacerlo al ritmo de tu hijo. Lo ideal es darle la cuchara y dejar que sea él quien se acerque a la comida o abra la boca.
Para las primeras comidas es súper importante que su silla sea firme, sólida y confortable. Sintiéndose estable y contenido, se va a poder concentrar mucho más en el acto de comer. También es importante no tener la tele encendida ni otros estímulos que distraigan. Antes de arrancar, le podés dar una cuchara para que se familiarice con ese elemento novedoso. También podés poner a su alcance pedacitos de banana o de otros alimentos de consistencia blanda que pueda comer con la mano.
Sentate frente a él y miralo a la cara. La mejor opción es alternar entre darle de comer vos y agregarle un poco de alimento a la cuchara y dejarlo que intente llevársela a la boca solo. No intervengas aunque se le caiga la comida: de a poco, con repetición y tranquilidad, ¡lo logrará!
Está bueno que tu hijo comparta la mesa con sus hermanos y abuelos. Si él o ella ya comió antes, igual podés sentarlo a la mesa para que pueda vivir el encuentro familiar y aprender por imitación. Así, de a poco, va a buscar alimentarse solo.
Está bueno sumar a tu hijo a la rutina de preparación de los alimentos. Es un gran ejercicio para desarrollar la motricidad fina y es excelente para estimular la concentración. Además, ¡a los chicos les encanta!
Mostrándole las acciones sin hablar (para los pequeños es más fácil observar que observar y escuchar a la vez). Puede ser cortar una banana con un cuchillo de untar, por ejemplo. Después dejás que lo haga solo. Mejor si te hacés la distraída o salís de la cocina por un momento. No solo se trata de que sea independiente, sino también de que se sienta independiente.
El inicio de la alimentación de sólidos pone en juego varias habilidades, como la capacidad de masticar y de digerir alimentos. Algunas señales de que es el momento:
Por supuesto, siempre consultá con su pediatra, que te va a guiar en este proceso.
Si tu hijo ya come solo, no intervengas con “ayuditas” que no necesita. Darle independencia y confiar en sus tiempos ayuda al desarrollo positivo de su personalidad.