Conocé qué es la personalidad, cómo se forma y cuál es el rol que tienen los padres en este importante proceso.
Un bebé nace desprovisto de las habilidades que va a necesitar para desenvolverse en el mundo. Es justamente por esto que nuestros cuidados se vuelven vitales. Al tomar a ese ser humano en brazos, tenemos la responsabilidad de ofrecerle experiencias significativas que le permitan conocer el mundo que lo rodea y desarrollar su personalidad en armonía con él. Primero se desarrollan los sentidos, el movimiento, la mente (el lenguaje) y luego, a través de la actividad, se integran sus habilidades para formar su personalidad. Se integran su cuerpo (los movimientos), su mente y sus emociones, que marcan su interés y son el motor del desarrollo de la personalidad.
Va a ser entonces cuando el bebé vaya logrando hacer lo que se proponga, lo que necesite y lo que sus emociones le indiquen. Está bueno saber que todo esto no ocurre “porque sí”, sino porque toda su personalidad acompaña aquello que busca. Y de eso hablamos cuando hablamos de “personalidad integrada”: de los aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales integrándose para alcanzar un propósito.
Hasta los tres años este desarrollo es extremadamente complejo e involucra elementos que van a ser la base de sus habilidades y van a formar su personalidad: en ese camino aparece el refinamiento de los sentidos y el movimiento. También el lenguaje, la conciencia, la voluntad y las funciones corporales. Cada uno se desarrolla por separado y en su propio tiempo para luego integrarse en una sola personalidad.
Los chicos consiguen integrar su personalidad a través de la actividad: tan simple como hacer algo para lograr otra cosa. Esta actividad no tiene por qué ser un proyecto enorme. A veces son acciones chiquitas como llevar los tuppers de la cocina al living, pelar un huevo duro o seguir el camino de una hormiga.
En estos momentos de “concentración activa” sus capacidades se están integrando en forma armoniosa. Basta con verlos desde la distancia: sus manitos se mueven, su vista está concentrada en eso que está haciendo. ¡Es maravilloso!
El papel de mamá y papá acá es seguir la “tríada de oro”: preparar el ambiente para que esto suceda, mostrarles cómo vincularse con ese ambiente y siempre –pero siempre– darles tiempo. Después, solamente, observarlos; sin decirles qué hacer, sin interrumpirlos para sacarles fotos… Nunca interrumpirlo, ni un sonido, ni una felicitación, ni una exclamación. Tené presente que algo muy valioso se está formando en su interior. Las capacidades que se juegan en estos momentos son nada menos que el control del movimiento y de las emociones, la voluntad, el pensamiento analítico, la independencia y la interacción social.
Dice Silvana Quatrocchi Montanaro en el libro Un ser humano que cuando la palabra “yo” aparece en el vocabulario quiere decir que nuestro hijo ahora comprende su lugar y rol en el ambiente y pide ser reconocido como alguien único. Es un gran logro en el camino del desarrollo del niño que merece ser celebrado, como se debería haber hecho cuando fue capaz de levantarse y caminar en dos piernas.